El zorro, las uvas y los mitos que nos inmovilizan

En fábulas y cuentos folklóricos podemos encontrar sabias lecciones sobre nuestra manera de pensar.
No se puede negar que en muchas ocasiones los obstáculos para alcanzar una meta que nos proponemos son materiales, y superar estos obstáculos requiere algo más que talento, pasión o perseverancia. Sin embargo, hay otros obstáculos que son “autoimpuestos”, y están relacionados con nuestra manera de pensar. De este tipo hay muchos más de los que crees, porque normalmente los ocultamos con “mitos” que nos contamos a nosotros mismos, y que acaban inmovilizándonos. Y la clave para superar estos obstáculos siempre empieza por reconocer estos “mitos”.
¿Alguna vez has oído hablar de la fábula del zorro y las uvas? En esta fábula de Esopo, un zorro descubre un jugoso ramo de uvas rojas en una viña, y el zorro desea comérselas con ansia. Cuando el zorro se acerca a ellas, se da cuenta de que las uvas están en la parte más alta de la viña. El zorro se pone de puntillas y estira su hocico hasta las uvas, pero no alcanza a morderlas. El zorro salta hacia las uvas, pero sigue sin llegar a ellas. Esta vez, el zorro toma carrerilla e intenta saltar todavía más alto, pero todavía no consigue alcanzarlas. El zorro, frustrado y agotado, se convence entonces de que es inútil volver seguir intentando llegar hasta ellas. Entonces, con despecho, el zorro dice: “Pero ¿qué estoy haciendo aquí saltando? ¡si estas uvas todavía no están maduras!” y decide abandonar la viña y marcharse hacia el bosque.
¿Has descubierto dónde está el mito? Las uvas, en realidad, sí que estaban maduras, y probablemente eran deliciosas, pero el zorro se cuenta a sí mismo el mito de que no están maduras para poder justificar su renuncia. La moraleja de la historia es que tendemos a creernos “mitos” o excusas para aquellas cosas que no nos salen bien. En psicología, a esto se le llama “racionalización”, y se considera un mecanismo de defensa para justificar sentimientos o comportamientos controversiales de forma aparentemente racional o lógica, de tal manera que, en la ausencia de una verdadera explicación, parezcan tolerables, admirables, o superiores.
Pues bien, identificar estos mitos es el primer paso para poder superarlos y poder alcanzar los objetivos que te propongas. Seguro que alguna vez has oído a alguien decir: “es que no tengo fuerza de voluntad”, “es que no soy lo suficientemente listo”, o “es que siempre se me han dado mal las matemáticas”. Estos mitos están siempre expresados en términos absolutos, en este caso “no tengo”, “soy”, o “nunca”. Los términos absolutos son una buena pista para identificarlos. La fuerza de voluntad se entrena, al igual que la inteligencia o la habilidad matemática. Y una buena manera de entrenarse es a través de la práctica constante. Debemos acostumbrarnos a identificar estos mitos cuando aparezcan en nuestros pensamientos, para poder dejar de creérnoslos. Las uvas sí que están maduras, y si el zorro hubiese insistido más, se habría comido unas uvas deliciosas.